Usted es de los mios - ir a cine

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 Usted es de los mios - ir a cine La gente se cola, unos meten pollo asado, otros meten papas, otros se les olvida que esto es un cine y no la casa donde pueden hacer lo que quieran.  Todos hemos ido al cine muchas veces en nuestras vidas. Recuerdo que en la pandemia, veíamos historias de miles de personas que perdían sus empleos a causa de la enfermedad que nos enseñó a parar dentro de un tiempo determinado.

¡Usted es de los mios - me accidenté en la Bicicleta!

 Me accidenté




La vida me cambió desde que sufrí un terrible accidente en días pasados del 2020. Vi la vida como un hilo, como algo que en cualquier momento se puede quebrar, algo que con un peso mayor al del hilo se quiebra para siempre. 

Hola lector, lectora, amigo o amiga, hace mucho tiempo no escribía, he abandonado completamente mi blog y me siento culpable de que esto pasara. Creo que trabajar, estudiar y hacer otras cosas, me quitaron la oportunidad de escribir, acá el culpable soy yo. 

Esta entrada,  es un Story Time, es una historia que me pasó hace unos días que pasó a mayores. Si quieren leer esta entrada, traigan un jugo, tus palomitas favoritas y acompáñame a leer este contenido en tu celular o pc de escritorio favorito. 

A veces no nos damos cuenta de los momentos que pasan en nuestra vida, algunos son efímeros y otros son eternos. Unos se viven con más emoción, algunos se viven en estados neutrales y otros se sienten tristes. 

Lo que me pasó fue algo que aún no encuentro explicación del por qué me tenía que pasar, simplemente me pasó y muchas veces, la vida, las personas, las mascotas y nuestros amigos están sin ninguna explicación. 

Era un Domingo del 2020, para ser más exacto el 30 de Noviembre, el día que me vida cambió. Aun cuando escribo esto, seguimos en Pandemia, el covid 19 que se sigue llevando muchas personas.

Para las personas que me leen por primera vez, vivo en Colombia, un país de América Latina. Bogotá es la capital de Colombia y vivo acá desde que nací. Soy Bogotano y con orgullo puedo decir que amo el Ajiaco con Pollo. 

La bicicleta para mí ha sido el mejor transporte que el Capitalismo ha podido tener, es un transporte que invita a la revolución, a la conexión local, al cuidado del medio ambiente y a la lucha frontal con la movilidad que afecta la calidad de vida de millones de personas.

En Bogotá, todos los domingos, siempre hay ciclovia, una actividad que se lleva haciendo en nuestra ciudad durante 47 años. Actualmente son más de 130 kilómetros e inicia desde las 7:00am a las 2:00pm.

Monto bicicleta desde los 7 años de edad, algunas veces me caí, algunas veces me perdí y otras veces llegué cansado como cualquier actividad física que sea de alto rendimiento. En mi casa están vueltas nadas las paredes por la grasa de la bicicleta. 

La bicicleta es apasionante, te reta a ser mejor, te hace responsable del medio ambiente, te hace ser líder y aprendes a trabajar en equipo. Es un deporte maravilloso por donde se le mire, desde el uso de la tecnología que se usa en los caballitos de acero, hasta la preparación física que se debe tener. 

En tiempos de pandemia, cualquier salida a la naturaleza se vuelve un lujo, además de tener salud y compartir en familia creo que puede ser el mejor regalo que alguien pueda tener. Escapar de la ciudad y la urbe nos invita a reconectarnos con la naturaleza. 

Los domingos para mí son preciados, son los días para compartir en familia, viajar, visitar a nuestra familia o salir a dar una vuelta, por la ciudad o por fuera de la ciudad. En mi caso, los domingos eran para salir a la Ciclovia. 

En Octubre, después de ahorrar unos pesos, decidí cambiar mi bicicleta de acero que me acompañó durante más de 5 años. La bicicleta nueva que compré la armé a mi antojo, era un gusto que me quería dar, porque sé que la “burrita” como la llamo yo, es una compañera inseparable. 

Durante los primeros días, sentí el cambio de estar montado en una nueva bici, con más fuerza, más empuje y más rendimiento, era maravillosa y estaba lista para ir a otro nivel que exigiera más esfuerzo y más rendimiento. 

Recuerdo que iba a ir al Parque Simón Bolívar, a pastear, a ver los niños jugar, a ver a las personas jugar fútbol, a tal vez comerme un helado de $2.000 de Salpicón, a sentir el lago cerca y recibir un poco de sol. 

Hacía un día azul, como los días que hacen en Enero, que son semejantes al verano. Ver días así, me recuerdan los días del verano de 40° de Porto Alegre, donde la luz del día se iba casi a las 9:00 pm y las cucarachas salían de las alcantarillas porque el calor y el vapor eran incontrolables. 

El buen clima y el sol, me hicieron tomar una decisión que aún recuerdo con nostalgia y con “saudade”, tal vez, de no haberla hecho, no estaría escribiendo esta historia que con mucho corazón he traído para ustedes. 

Me animé y dije, voy a subir el Cerro de Guadalupe. Para los que no conocen, Guadalupe, es un cerro que está al lado de Monserrate. Hace unos años escribí alguna entrada de Guadalupe, así que la dejaré al final de esta entrada para que la lean. 

Guadalupe está a 3,260 metros de la estrellas, 100 metros menos que el Cerro de Monserrate y que es nuestro sitio turístico por excelencia. Bogotá está a 2.600 metros sobre el nivel del mar, así que es el entreno perfecto para medir todas las cualidades físicas que alguien pueda tener en la bicicleta.  

Yo había subido antes, era una subida y bajada maravillosa. La primera vez que subí al cerro en la bicicleta, fue un triunfo y una alegría grande, es la lucha perfecta entre tu cabeza y tu corazón y como siempre, el corazón triunfa si lo haces con pasión y amor. 

Como la bicicleta estaba nueva, subió de maravilla, los componentes estaban todos en su mejor rendimiento y yo estaba feliz y contento de que logré subir nuevamente. La carretera que lleva a Guadalupe, es una carretera que tiene algo de historia.

Cuando subes los 3 kilómetros finales hasta Guadalupe, escuchas el eco de tu respiración al escalar, escuchas las ramas de los árboles caer, que durante cientos de años, han estado ahí, yaciendo desde la montaña.

El reto es nunca bajarse de la bicicleta y llegar destruido hasta la puerta del cerro, de cumplir la misión de escalar Bogotá con la fuerza que tenga tu corazón.  Ese día tomé algunas fotos, hice videos y le tomé fotos a las personas que me pedían el favor, siempre he sido muy solitario en estos planes. 

Siempre es majestuoso ver Bogotá desde la cima, sentirse una hormiga, sentirse una pestaña de lo majestuosidad y extensión que tiene Bogotá. Para mí es más grande Bogotá, más grande que Sao Pablo en Brasil. 

Tomé agua, estaba al lado del cielo, al lado de la Virgen de Guadalupe que cuida nuestra ciudad con sus brazos, su vestido y su cielo. Oré por mi familia, mis amigos, las mascotas de mis amigos, mi familia y le agradecí por todas las cosas lindas y maravillosas que nos da.

Descansé durante casi 1 hora que estuve allá, me comí unas galletas y después de cumplir la misión, me dispuse a bajar, a descender a disfrutar el regalo después de una exigente escalada.  Me eché la bendición, toqué la tierra y miré a la Virgen diciéndole que nos veíamos pronto. 

Bajar son 3 kilómetros hasta la carretera nuevamente, 3 kilómetros que cambiaron mi vida por completo. Me acomodé el casco, me cerré un saco de capota que traía, cerré mi chaqueta, me coloqué las gafas del sol del Mundial de Brasil de 2014 que tenía como recuerdo y arranqué. 

Paré porque se me había olvidado colocar mi play list favorita, al escuchar la música arranqué nuevamente. Las 5 últimas curvas de Guadalupe, son brutales, son cerradas y cualquier punto de desconcentración puede acabar en un accidente. 

La primera curva la tomé bien, la segunda curva me quedé algo corto pero la controlé, la tercera, sentí que la llanta de la bicicleta se descoló, es decir, cada movimiento que hacía, me movía fuertemente. 

La cuarta curve que tomé me abrí mucho y me quedé sin carretera y casi inmediatamente la otra curva estaba encima. No alcancé a controlar la bicicleta y salí a volar, creo que di un giro completo en el aire y caí. 

Recuerdo que esa curva vi, como mi cara se acercaba cada vez más al suelo. Bajé muy mal, bajé emocionado por la velocidad y no tuve control de lo que estaba haciendo a tal punto de accidentarme fuertemente. 

Nunca perdí el conocimiento, estaba consciente de lo que había pasado, sentí el golpe en mi cuerpo y en todas las partes. Me levanté, todo me respondió, excepto la mano derecha, me dolía mucho. 

Vi las gafas rodar unos metros, el lado derecho estaban rotas, o quebradas. Me dio rabia y las patié lejos, si hay algo en la vida, es que desde cuando jugaba fútbol, detesto caerme, odio el suelo, tal vez era una lección.

Hacía sol, eran como las 2 pasadas, ya hacía hambre y sabía que cuando bajara, me comería una suculenta hamburguesa de Pescado en la Pesquera Jaramillo de la 19 con Séptima, en pleno dentro de Bogotá; esto nunca pasó. 

El casco por el impacto se había partido en dos, la parte derecha fue la que se desprendió. Cuando me levanté, sentí caliente la oreja derecha y sentí muy caliente la cabeza. Mandé mi mano izquierda para saber qué pasaba y no pasaba nada, pasaba de todo. 

Corrió sangre por mi cabeza, al parecer creo que me había lastimado algunas partes de la cabeza. Todo me respondía, menos mi mano, me seguía doliendo mucho, fue tal punto que la tuve que dejar quieta. 

Mis audífonos estaban impregnados de sangre, el audífono derecho es el que más tenía sangre y mi guante derecho tenía algunas gotas de sangre. Miré al cielo, miré a la virgen que desde la curva se veía y me pregunté ¿por qué hoy...?

Pasó una patrulla de policía, me ayudaron y me dijeron que me iban a enviar una ambulancia. No me había dado cuenta, cuando el policía me preguntó: ¿Qué le pasó..?  Respondí que me había caído; el policía hizo una cara de problema, porque sabía que debía actuar. 

Me dijo que iba a enviar la ambulancia, nuevamente me preguntó que si me sentía bien, yo le dije que sí, solo mi mano me dolía mucho, pensé que estaba lastimada, cuando había pasado a mayores. 

El policía me habló como unos 10 minutos, mientras tanto, yo no sabía dónde estaba la bicicleta. La busqué y no la encontraba, de pronto creí que había caído al vacío o se había ido por lo montaña. 

Recorrí unos metros y la vi, estaba incrustada en una señal de tránsito, la fuerza del impacto hizo que se incrustara, rompiendo y quebrando la suspensión delantera derecha de la bicicleta. Un carro se acercó y les hice señas de que pararan y me ayudaran. 

Una familia linda y especial me ayudó, primero me ayudaron a sacar la bicicleta y luego me dieron primeros auxilios. Me llevaron al hospital, donde la otra parte de mi vida se las contaré en otra entrada.

Saltándome muchos días y muchas historias que contaré en otra entrada,  me hicieron una cirugía de Radio Distal, el impacto hizo que me rompiera las muñecas de mi mano derecha. Perdí la movilidad por completo de mi mano derecha y hoy, cuando escribo esto para ustedes, me siento feliz de que pueda volver a estar en una pantalla escribiendo esta historia para ustedes. 

Me hicieron una cirugía de mi oreja derecha, ya que por el impacto y el tapabocas se desprendió, lo que hizo que el cartílago se fisurara y abriera la oreja.  Además de eso, me cogieron 8 puntos en la cabeza. 

A la bicicleta no le pasó nada y hoy, doy gracias a Dios y la Virgen de Guadalupe que no era mi turno, porque por el tuve de accidente que tuve, era para perder la vida.  La lección que me ha dejado esta caída, es que cuando caemos debemos aprendernos a levantar y seguir viviendo. 

Hoy estamos completos, pero al rato, o mañana no sabremos si estaremos, mi reflexión es que vivan como si fuera el último día, compartan con las personas que más gusten de ustedes y hagan los planes que más gusten.  

Estoy seguro que este accidente cambió mi vida y la forma como seres humanos buscamos soluciones a nuestras cotidianidades.  De ahora en adelante, personalmente, el problema no es caer, sino aprender a vivir. 

Espero que esta entrada les haya gustado, la comenten o la compartan en sus redes sociales favoritas, si gustan suscríbanse al blog o hagan parte de la red de blogueros más grande del país y de Latam. 

Gracias por leerme y nos hablamos en otra próxima entrada. 

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